El discurso final de Job tiene tres secciones.
En la primera (Capítulo 29) repasa, en un tono nostálgico, su vida pasada feliz antes de que la mano de Dios cayera sobre él.
En la segunda (Capítulo 30) describe, en un tono patético, su aislamiento y degradación presente.
En la tercera (Capítulo 31) expresa, en un tono desafiante, una serie de maldiciones de sí mismo que llegan a un clímax con un ruego desesperado de ser oído y reivindicado.
Ignora completamente a los amigos, y no se dirige a Dios. Job está hablando totalmente de sí mismo, y es su concentración en este único tema que hace que ésta sea una de las partes más impresionantes y emocionantes del libro.
Capítulo 29:1-11. Los pasados días de prosperidad. | |
v. 2 | |
v. 3 | |
v. 4 | |
v. 5 | |
v. 6 | |
vs.7-8 | |
vs.9-10 | |
v. 11 | |
Capítulo 29:12-25. Las razones que tenía para disfrutar estas bendiciones. | |
vs.12-13 |
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vs.14-20 |
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vs.21-25 |
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Capítulo 30. Job lamenta su miseria presente. | |
vs. 1-8 |
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v. 10 |
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v. 11 |
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vs. 12-15 |
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vs. 16-23 |
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vs. 24-31 |
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Capítulo 31.- Pronuncia un juramente a favor de su inocencia. | |
vs. 1-2
No tuvo deseos deshonestos ni sensuales. |
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vs. 13-23
No había abusado de su poder. |
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vs. 24-40
No actuó deshonestamente. |
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Se nota cuántas veces Job menciona a Dios en este capítulo. No queda duda, Job tenía plena conciencia de la omnisciencia de Dios, Su misión como Juez, Su poder creador, Su majestad y Su suprema existencia. |